El miedo escénico es un mal trago que nos llena de tensiones, e incluso dolor y que arruina el rendimiento de nuestras horas de estudio en el momento de la audición, incluso delante del profesor.
Es una contrariedad que estudiando música porque nos gusta, la interpretación ante cualquier público se convierta en una pesadilla, responsable a veces de que alumnos tiren la toalla renunciando a sus dones y capacidad musical.
Los alumnos además de estudiar tenemos que aprender a evolucionar sobre un escenario de forma más divertida y desenvuelta sin la tensión que supone la evaluación en el boletín de notas y la presión del público.